lunes, 1 de mayo de 2023

El mundo que aún no es (opinión)

 


¿Son los pocos ubicados en posiciones dominantes quienes realimentan un mundo desigual que los favorece, o son los muchos? Seguramente se trata de una pregunta irreverente, pero jugar con ella un rato me permite dejar de alimentar un mundo bipolar de buenos y malos que no se sabe de dónde han salido.

Hay creencias que se tachan de supersticiones. La cinta roja en el espejo del auto, el amuleto para la buena suerte, pisar con el pie derecho al entrar a un lugar... Creer que mañana o por un tiempo seguiré vivo permite planificar, soñar y hacer proyectos.

Las creencias más poderosas sostienen el mundo incluidos nosotros. ¿Qué otra cosa es un imaginario social sino la creencia generalizada que organiza la realidad? (1) No comparto la posición materialista de algunos referentes que replican el absolutismo del “es la economía estúpido”. La materialidad conforta o duele, pero las preferencias políticas, los amores y desamores, no están determinados solo por la plata que se tenga en el bolsillo y sobran ejemplos.(2)  

Es improbable tocar el tema creencias sin herir susceptibilidades, menos si son las que justifican al mundo. Cada vez que una nueva mirada tocó el centro nervioso del orden social, la creencia respondió con ferocidad. Asi ocurrió cuando el credo generalizado era ver en todo la obra de Dios y la ciencia comenzó a problematizar e interrogar el entorno y a sacar conclusiones diferentes. Ni siquiera resultó fácil para los pioneros de aquella ciencia liberarse del influjo de la época. Practicaban un nuevo método de buscar la verdad, pero persistían en concebirla tan absoluta como sus oponentes teológicos (3). Hoy, algo similar se observa cuando los medios de opinión  –críticos del statu quo- continúan posicionándose en el andamiaje de lo que critican. 

Para Zizek, (4) la creencia no es un simple velo que impide ver sino aquello que “sostiene la fantasía (5) que regula la realidad social efectiva”.  Si se desarticula, lo que se desintegra no es la psiquis sino la realidad. El mundo no es tan sólido ni tan firme. Cada observación, cada razonamiento y cada acto contienen una buena parte de fantasía aunque todo se supone sólido.

La fantasía compartida es la más difícil de descubrir. Desvanece su rastro y se integra a la realidad. Un poder mental que direcciona el sueño colectivo y sedimenta paso a paso. Cuentos infantiles,  héroes,  juegos,  leyendas,  valoraciones del hogar, amigos, escuela; ponen las condiciones para que,  poco a poco, las aspiraciones se consideren elegidas y propias.

Nadie se alza en contra de sus fantasías. Nadie que sueñe la posibilidad de protagonizarlas va a hacer algo por desarmar su castillo. Si la habilidad de algunos en acumular riqueza es replicable, si con dedicación e iniciativa se puede estar también allí, ¿cómo se querría nivelar para abajo tan hermosas pretensiones?

La teoría del derrame pacifica las almas menos emprendedoras. Son quienes esperan que finalmente la acumulación de algunos sea buena también para ellos. Una enorme porción de ciudadanos cree e incorpora ese discurso y es difícil suponer que lo hagan por ingenuidad. Es más probable que sea con la complicidad de sus fantasías en expectativa.

Algo similar ocurre con la mano invisible del mercado. Dejar la comercialización regulada por la mano invisible se mantiene pese a innumerables ejemplos donde para quien quiere ver e informarse, es evidente que los movimientos del mercado no son un fenómeno natural sino que responden a las acciones de aquellos que tienen las mejores cartas para el juego.

Pero para muchos es mejor que sea así: libre; porque si el mercado fuera regulado por el Estado se perderían la posibilidad de ser un grande. Una vez más la complicidad para llegar a ser parte del sector privilegiado y además de plata, ganar autoridad y ventajas inconfesables. ¿Cómo destruir una oportunidad así? ¿Cómo resignarse a ser del montón cuando están abiertas las puertas del paraíso a la espera que uno llegue?

Por fortuna y algún factor de diseño, el encantamiento nunca se apodera de la totalidad de la mente, al menos… de algunas mentes o de algunos momentos. La humanidad resguarda un espacio de libertad con el que se conectan la desobediencia, la chanza, la irreverencia. Desde allí surge lo inesperado y van algunos ejemplos.

La irrupción de lo real (6) desbaratando la realidad, se expresó en el tildado “aluvión zoológico” en 1945. En esa oportunidad un sector mayoritario de la sociedad invisibilizado en lo político, irrumpió en escena y se integró como un actor relevante.

La inscripción en el orden simbólico de la cultura se mostró en el turismo social implementado durante los primeros gobiernos de Perón. Argentinos de todas las clases sociales descubrían su país y  fundamentalmente se encontraban con otros argentinos. Algo similar ocurrió en los juegos evita donde no se buscaron glorias deportivas. Ambas apuntaron a construir un pueblo saludable que pudiera encontrar la patria en el otro y construir identidad e historia.

Un ejemplo de lo imaginario modificando la realidad es la historia de la astronáutica en la Argentina. A fines de los años cuarenta, se imaginaron, diseñaron y crearon vehículos aeroespaciales, cuando nada de eso existía en el país. El primer cohete fue el Tábano (1950) y llevó  sus progresos a la serie Gamma-Centauro con más de veinticinco lanzamientos de los cuales el realizado desde la base Teniente Matienzo en la Antártida (1965) convirtió a la Argentina en el tercer país en lanzamientos, después de EEUU y la URSS. (7)

Cuando el sentido de la acción, se independiza de lo que le beneficia o no a cada uno, la humanidad es capaz de construir una comunidad igualitaria, solidaria entre sus vecinos y pujante de la cual enorgullecerse. Tal vez así, con menos romanticismo y adulación que en los sueños, se está más cerca de otro mundo, el mundo querido que aún no es, o tal vez el que aún no prevalece.


***

(1) Por realidad se entiende la estructura conformada con elementos reales , simbólicos e imaginarios. A diferencia del concepto realidad, lo real es un término lacaniano que refiere al límite material; a lo que hay en el objeto más allá de lo imaginario y lo simbólico, si bien sin ellos no puede registrarse. Derecho Clásico, cátedra de Gonzalo Barciela y Alejandro Bresler, Universidad de Madres de Plaza de Mayo, 2008.

  (2) El rechazo a ciertos políticos por parte de los beneficiarios de sus políticas. El descrédito por la celebración del cumpleaños de la primera dama en plena pandemia.

  (3) Bertrand Russell “Religión y Ciencia” Fondo de Cultura Económica, Ediciones Nuevo País, Buenos Aires 1987. (pág.9 -14). 

 (4) Zizek, Slavoj: “El Sublime Objeto de la Ideología”, pág.61-78. Siglo XXI editores 2009, 1a ed. 2a reimp.

  (5) Se entiende por fantasía la facultad de representar entidades o hechos existentes fusionados con otros imaginarios. Jakob Frohschammer (1821-1893) en Phantasie (Die Phantasie als Grundprinzip des Weltprozesses, 1877), estimó que “sin el principio de fantasía no puede entenderse ninguna novedad y ningún cambio en el universo. La fantasía es el principio del mundo como ser orgánico y del alma como ser espiritual. Es asimismo el principio de Dios, el cual produce el mundo por medio de la fantasía”. José Ferrater, “Diccionario de Filosofía” Tomo I, pág.634-635. Editorial Sudamericana Buenos Aires (versión pdf de la quinta edición)

  (6) Tomo los tres registros lacanianos no con el objetivo de complejizar sino de ordenar conclusiones prácticas.

  (7) El proyecto Cóndor con posibilidades misilísticas fue el último desarrollo. A partir de presiones de EEUU, Israel y Gran Bretaña (1991) se desmanteló destruyendo instalaciones y motores en existencia. La construcción de cohetes se estancó hasta el 2007, cuando se lanzó el primero de la serie Tronador - https://bit.ly/2ZvdjhH

La ilustración de la nota es obra de Marcos Pampillón - http://grafitudes.blogspot.com/

lunes, 24 de abril de 2023

Cuando las leyes no ordenan y las explicaciones no explican (opinión)


En Derecho, la necesidad de discursos basados en verdades capaces de eludir las disputas políticas, hace recurrir al cientificismo. Lamentablemente para el intento las normas no son veritativas sino prescriptivas (2); característica que complica a la hora de construir ciencia, típicamente sustentada en afirmaciones comprobables. De todos modos, la afanosa ciencia jurídica reemplaza verdad por validez y así procura certificar un discurso sin grietas, una cadena de causas que se profundizan y conforman un sistema coherente, racional, auto-fundado. 

A la endeblez del esfuerzo se agregan los enemigos endémicos de la ciencia. El filósofo y epistemólogo francés Gastón Bachelard cuestiona el bagaje previo desde donde se conoce. No se encuentra lo que no se busca, lo que las categorías aún no tabulan. Para señalar esto acuña el término obstáculo epistemológico. Probablemente sea Francis Bacon  a través de su Novum Organum, publicado en 1620, quien inicia el señalamiento que va más allá de las evidentes limitaciones sensoriales o instrumentales en la captación de la realidad, mediante la identificación de ídolos o prejuicios previos que obstruyen la correcta interpretación del objeto de análisis. (3)

Finalmente, al problema epistemológico se agrega el error frecuente de confundir las categorías con lo observado. De entenderlas efectivamente construidas en lo que se observa. Sucede respecto de conceptos como hombre-mujer, causalidad-azar, cultura-ignorancia, etc. (4)  Términos incorporados al pensamiento y al lenguaje común que otorgan un considerable sobre-aporte imaginario en la percepción de la realidad.

Supuestamente, las categorías se crean como recurso para abordar y compilar un conocimiento ordenado; pero estos parámetros que sirven para investigar también condicionan y limitan. La mirada analítica busca en el objeto de estudio los elementos que coincidan con los parámetros que utiliza y descarta del examen otros que no por ello dejan de existir. Lo real no se afecta, solo se adormece hasta el día que decide espabilarse y mostrar lo no-previsto. Allí es cuando surgen epítetos como “increíble”, “inconcebible”, etc. Clara señal de que aquellas categorías no son suficientes para explicar la realidad.

La demanda de absolutos derivada de la necesidad de puntos de partida sólidos obliga a un tope en la cadena de preguntas y explicaciones.  Se adjudica un principio que se considera el fondo de la cosa y no hay más allá de ese punto: “La partícula material más pequeña que existe es el átomo, todo lo existente tiene esa última reducción”. (5)  Esa última instancia tras la cual no había más, tras la cual se acababan las preguntas, quedó -y quedará- varias veces superada por el desarrollo de nuevas investigaciones.

La quimera de la verdad única y absoluta, la palabra perfecta que explique de una vez y definitivamente el todo de todas las cosas, concluye en un oscuro no-racional donde termina lo sabido. Más allá el mundo sigue y al tiempo se descubre una nueva explicación y aquello de “cerremos el registro de patentes, ya nada más puede inventarse”, escuchado en EEUU en el año 1900, suena cada vez más ridículo.

La búsqueda de respuestas definitivas, así como el mencionado reemplazo de hechos por los conceptos que los abstraen implican un desborde de la racionalidad hacia terrenos impropios. Así, en el Derecho, el positivismo de Hans Kelsen representa ese desborde. Hay esfuerzo en construir una estructura con la cual reemplazar la realidad o, al menos, prescindir de ella. (6) 

Repreguntar es indagar por más; pero la repregunta sostenida inexorablemente resuelve en vacío o en ficción; ese es el problema que encontró Kelsen y lo resolvió con una ficción. No hizo nada anormal, corrientemente es así. Si no se cae en tautología a dos o tres racionalidades de profundidad, surgen afirmaciones dogmáticas u otras fantasías.

En la Teoría Pura del Derecho se construye una estructura racional en donde las premisas actuales o específicas se derivan de otras premisas previas más amplias y generales. Claro que esta pirámide racional, merced el encadenamiento por el cual una norma se funda en otra superior, termina diluida en las profundidades de la abstracción intelectual. Fundida y confundida con la imaginación. Toda la gran construcción de conocimientos y especulaciones inteligentes y racionales descansa sobre cuatro míticos elefantes y una gran tortuga que los sostiene por encima de los misteriosos abismos de lo desconocido. 

Sin embargo, tal vez el único error reprochable a Kelsen sea el de soslayar la naturaleza ficcional de su norma fundamental hasta los últimos años de su vida. Enrique Marí ilustra: “La rectificación de Kelsen, esta distinción, entre hipótesis (como hipótesis trascendental kantiana) y ficción, el abandono de la primera por Kelsen, y su reiteración del concepto de ficción de la Norma Básica en su Allgemeine Theorie der Normen (p. 206-7), es importante (…) porque la transformación de la Norma Básica de hipótesis del conocimiento jurídico en ficción que implanta un acto de voluntad suprema fingido, hace depender todo el edificio del discurso del orden (…) de una función fundadora, de un mito originario”. (7) 

Se entiende, la falta de justificación científica hubiera cobrado su precio. Habría quedado diluido todo el barniz de objetividad si se declaraba que en lo más alto de la pirámide estaba la voluntad humana, o más precisamente, la voluntad de los factores de poder real, con la fuerza de los cañones o de sus riquezas, para proponer un ordenamiento en la sociedad a la medida de sus intereses. (8) 

El esfuerzo o tal vez la sostenida soberbia de querer hacer coincidir los hechos con una idea previa de cómo deben ser las cosas, tiene mucha herencia del idealismo platónico, aunque en términos más cercanos, recuerda la burla de Jauretche hacia quienes pretendían acomodar la cabeza al sombrero. (9)

Las leyes no ordenan con eficiencia y los esfuerzos cientificistas cada vez explican menos. El orden social que debiera resultar de un eficaz orden político instrumentado por las leyes, no se verifica. El sistema produce cada vez más presos y ese aumento carcelario es síntoma de que el ordenamiento no ordena. 

En estas circunstancias, podría ser de utilidad relativizar  la consistencia del cientificismo, de las consecuentes categorías aplicadas y como recomendaba Bacon, identificar los prejuicios previos que obstruyen la correcta interpretación del objeto de análisis y pueden llevar a conclusiones inciertas. 

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(1) El presente escrito es uno de varios que provienen de fragmentar un borrador de ensayo realizado en setiembre 2020, titulado: “La fantasía es la parte de la realidad que más se le parece”

(2) Carlos Santiago Nino, “Fundamentos de derecho constitucional”, Buenos Aires, Astrea, 1992

(3)  Francis Bacon identifica cuatro tipos de ídolos. Los ídolos de la tribu suponen más orden y regularidad en la naturaleza de la que realmente tiene. Los ídolos de la cueva aluden a distorsiones particulares de cada hombre. Los ídolos del foro, ágora o mercado consisten en significados erróneos dados por el uso generalizado. Los ídolos del teatro surgen de métodos de demostración errados dados por los dogmas filosóficos, sean estos razonados,  empíricos o supersticiosos. Luis Eduardo Villamil Mendoza “La noción de obstáculo epistemológico en Gastón Bachelard” http://webs.ucm.es/info/especulo/numero38/obstepis.html Accedido agosto 2020

(4)  La Ley de Causa y Efecto de Hume  afirma que después de observar la reiteración en la contigüidad espacial y prioridad temporal entre dos hechos u objetos, se crea en nuestra mente la idea del segundo como efecto del primero. Sin embargo, Es nuestra mente la que supone la existencia de esa relación que llamamos causalidad, porque en realidad solo tenemos sucesión reiterada de fenómenos. 

(5)  El primer modelo atómico (desde la ciencia, ya que se los concebía desde la época de la Antigua Grecia) fue formulado en 1808 por John Dalton, quien imaginaba a los átomos como diminutas esferas.

(6)  Enrique Arias Gibert: “Crítica de la Razón Jurídica Pura” (inédito), pag.149: “En lugar de analizar las relaciones sociales como  objeto de la experiencia, de la que resulta una dimensión normativa, tal como lo señalara Kant, (Kelsen) convierte al predicado en sujeto y las relaciones sociales son vistas desde las normas. En la medida en que el sujeto es la norma jurídica estatal ya sustancializada, las personas reales ya no son el objeto de la norma sino la persona jurídica como centro de imputación de normas. En la medida que lo que está en juego es la persona jurídica abstracta, el análisis jurídico hace abstracción de toda consideración extraña a sí misma. El Derecho es entonces el desarrollo de una Idea Absoluta que se piensa a sí misma”

(7) Enrique Marí "Racionalidad e imaginario social en el discurso del orden", en Doxa 3, 1986, Pp. 93-111.

(8) Conclusión principal de Ferdinand Lassalle en su libro: ¿Qué es una Constitución?

(9) Arturo Jauretche, “Manual De Zonceras Argentinas”, Cap.De la madre que las parió a todas, Zoncera Nº1. Civilización y Barbarie.

miércoles, 31 de agosto de 2022

La muralla de la falsa comprensión (opinión)



El paradigma de representación antiguo

En la América pre colonial y en la Europa de la temprana Edad Moderna, la vida en comunidad se entendía como algo natural. En palabras de Aristoteles: “el hombre aislado es un indigente, únicamente asociado puede vivir bien, desplegar su virtud y por ende realizarse a sí mismo”.

También era natural que la conducción de la sociedad no se legitimara con votos sino con las virtudes y recursos que alguien mostrase en hechos efectivos. Por eso en el paradigma antiguo, gobierna quien tiene la capacidad y los medios necesarios para unir y conducir, para armonizar las diferencias, para hacer lo distintivo de cada uno, provechoso para todos. 

Este modo de pensar la política que tiene sus raíces en la historia y que aún anida en gran parte del pueblo, no es homologable con los conceptos del Estado burgués que se muestra falsamente eterno. Sin respeto a la trayectoria, la autodenominada ciencia política juzga como irracional e ilegítimo el pensamiento político de aquella concepción milenaria de representación política.

El paradigma de representación burgués

En Europa, cuando los reyes obligados por la idea 
del pueblo como titular de la soberanía —teorizada por Tomás de Aquino e instalada en el imaginario— convocaron en consulta a la nobleza, el clero y los burgos; estos últimos dado su número, lo hicieron por medio de representantes sujetos a mandato imperativo, a instrucciones estrictas de sus representados. Con el aumento del poder burgués, los representantes pasaron de formular únicamente peticiones a proponer leyes (Bill of Rights). Décadas más tarde, se separaron de la voluntad de los representados autoprorrogando sus mandatos (Septennial Act). Finalmente en 1791, la Constitución Francesa consagró la Representación Libre según las teorías del Conde Emmanuel-Joseph Sieyès: “Los representantes nombrados en los departamentos no serán representantes de ese departamento particular, sino de la Nación entera y no podrá dárseles mandato alguno”

Desde el ámbito de los negocios que alimentaban la “Revolución Industrial”, se impuso la idea por la cual acceder a la cultura del contrato era la condición de acceso a la modernidad y al concierto de las naciones avanzadas. Las Constituciones (contratos escritos) pasaron a fundar los nuevos Estados, buscando dar la misma estabilidad que los contratos prometían a los negocios; en este caso, con instituciones racionales alejadas del “peligro” de los liderazgos personales —según dijeron— para mejor garantía de los derechos individuales, la vida, la propiedad y la libertad.

La burguesía nunca consideró hacer coincidir su poder con una posición central en el Estado. Salvo pocas excepciones, aun prefiere no exponerse y delegar la tarea — tal como lo hacen un estanciero o un gran empresario— a un capataz, un gerente o un jefe. John Locke puso el sustento teórico: los individuos (los burgueses) deben organizar un poder estatal del que puedan defenderse. Así las Repúblicas que llegan hasta la actualidad, descuartizan el poder desconcentrándolo y acortando la duración de los cargos. Si eso falla, disponen del poder judicial —por fuera de las reglas democráticas— como intérprete final de la Constitución y por lo tanto del ajuste a ella de los actos de gobierno.

A diferencia del paradigma antiguo, el paradigma liberal de Locke entendió a los individuos como islas autosuficientes y por ello dispuso que los derechos particulares no pueden ser vulnerados ni aún invocando la defensa del interés común.

La representación política en Argentina (el implante foráneo)

La cultura de los valores consagrados por los centros de poder, se utilizó y utiliza en los sectores adinerados locales, para derogar toda cultura popular tachándola de incultura y barbarie. Por ello, para quienes aspiran a un Estado “pensado” a imagen y semejanza de la “civilización” que admiran, no existe razón para incluir una población que desprecian.

La instalación local del modelo burgués tiene un fuerte componente racista. Los opuestos clásicos (europeos) de la política de derecha e izquierda, coinciden en su odio ante la aparición del elemento auténticamente nacional “tal como ocurriría entre Moscú y Nueva York — y posiblemente también Pekín— si ocurriese un desembarco de marcianos”. (Arturo Jauretche)

La elite propietaria colaboracionista de los poderes trasnacionales, lucra como parte interesada de los planes de expoliación. Colonizadores y cipayos, consolidan un modelo agro-exportador en la Argentina donde el “campo”, sintetiza toda posibilidad de riqueza y prosperidad —supuestamente— para todo el país. En realidad se trata de la prosperidad de quienes adueñados de la renta de una geografía excepcionalmente dotada pasan la mayor parte del tiempo fuera del país.

La forma de representación que incorpora la Argentina a partir de la Constitución de 1853, destruye las tradiciones locales. Se eliminan los cabildos (que aportaban una mayor participación ciudadana) y se organizan instituciones desarraigadas de la fuerza, sentimiento y legitimidad del caudillo, mediadas por un modo refinado de representación que fuerza el tránsito hacia lo abstracto, legalista e impersonal.

El Preámbulo del contrato constitucional invoca la representación del pueblo, pero no se trata de todo el pueblo, ni del pueblo real. Los liderazgos se desautorizan como irracionales o síntomas de inmadurez política. Cada vez que aparecen en escena se busca descalificarlos como un hecho delictivo. Los liderazgos de las tradiciones argentinas y latinoamericanas no compatibilizan con las formas de gobierno importadas que se instalan y además, son muy inconvenientes para la seguridad burguesa.

La irrupción del pueblo real

En octubre de 1945, sintiéndose interpretados por Perón, irrumpen en la escena nacional sectores mayoritarios –hasta ese momento- desautorizados para la política.

El poder real y sus secuaces hablaron de aluvión zoológico y mostraron su desprecio visceral hacia el Coronel Perón y a quienes se le asociaran. Desde el golpe de 1955 y hasta 1973 se proscribe y persigue a las mayorías populares que se identifican como peronismo. 

Ese poder sigue estando en el mismo lugar. Desde allí 
impone personajes mediáticos que pueden controlar y hasta destruir a voluntad y ataca la aparición de todo auténtico liderazgo político con arraigo popular capaz de articular una voluntad que afecte el statu quo. 

Formados por la manipulación de la información, conservamos cierto reparo previo y en abstracto, para abrazar los liderazgos que el pueblo consagra. Sabemos que no es en absoluto perder el sentido crítico, ni se trata de alienarse con un ideal ciego que obnubila toda condición deliberativa. Sabemos que podemos organizar espacios políticos con impronta propia, promover acciones socialmente beneficiosas, profundizar estudios para aportar luz sobre los problemas nacionales… Lo sabemos; pero nos cuesta. La hegemonía del poder real ha construido una muralla de falsa comprensión entre la realidad y nosotros.


BIBLIOGRAFIA CONSULTADA

Alberdi, Juan Bautista (1886a) “Bases y puntos de partida para la organización política de la República de Argentina” en Obras Completas Tomo III. Buenos Aires, Imp.Lit y Enc. de "La Tribuna Nacional"

Duso, Giuseppe (2004) “Génesis y lógica de la representación política moderna” Trad. María Valdivares Suárez en Fundamentos Vol.3 La representación política, Coordinador: Francisco J. B. Freijedo. Junta General del Principado de Asturias

 Grau, Eros Roberto (2006) “Realismo y Utopia Constitucional” en Enrique Marí, Carlos Cárcova, Ricardo Entelman y otros: Materiales para una teoría crítica del derecho. Buenos Aires, Lexis Nexis 2da ed.

 Koselleck, Reinhart (2007) Crítica y crisis. Un estudio sobre la patogénesis del mundo burgués. Trad. de Rafael de la Veja y Jorge Pérez de Tudela. Madrid, Trotta-UAM

 Jauretche, Arturo (2012 ) Manual De Zonceras Argentinas. Buenos Aires, Corregidor, 1ra ed. 15ª reimp.

 Palti, Elías J. (2007) El Tiempo de la Política. Buenos Aires, Siglo XXI Editores

 Perón, Juan Domingo (1949) La Comunidad Organizada

Sarmiento-Mitre (2007) Correspondencia 1846-1868. Buenos Aires, Edición corregida del original de Museo Mitre, Imprenta de Coni Hermanos, ed 1911. http://www.proyectosarmiento.com.ar/proyecto.htm

 Supiot, Alain (2007) Homo Juridicus. Ensayo sobre la función antropológica del derecho. Buenos Aires. Siglo XXI editores, trad. Silvio Mattoni.

martes, 9 de agosto de 2022

El tenedor y la capacidad crítica


Ayer al ver a mi nieto usar el mango del tenedor para recoger el arroz y llevárselo a la boca, me vino a la cabeza una conclusión rápida. ¡Qué intacta tiene su capacidad crítica! No compra fácil los usos comunes. Al menos no lo hace sin al mismo tiempo realizar sus propias variantes y comprobaciones. 

Todos hemos sido niños, pero en algún momento esa negociación con la realidad comienza a ser desplazada por la incorporación acrítica de los usos, opiniones y costumbres del imaginario en que se vive. No digo que eso convierta al otrora pensante, en un simple reflejo. Tampoco propongo que uno debiera ser  original, una suerte de perro verde. 

Me llamó la atención la diferencia entre una etapa y otra. Probablemente sea que entre ellas existió algo llamado educación —un determinado tipo de educación— y que eso no haya resultado gratis. Pero sería injusto considerar educación solo la de la escuela. Hay otra en la que todos somos agentes y pacientes, que otorga premios o castigos, elogios o críticas. Esa educación difusa y no siempre advertida es la de la casa, la calle, los juegos, la tele, la del reino de las redes. 

El generalizado formateo anti-pensamiento-crítico hace difícil iniciar y presentar un modo de hacer política en donde se priorice la capacidad de relacionar y establecer conclusiones por si o a través del pensamiento compartido en la discusión con otros. De ejercitar la capacidad de no tomar a la ligera cada concepto aprendido sin problematizarlo, masticarlo. Adiestrarse a no comer sin masticar.

Tiene apariencia poco cortés presentar ante los pares, la necesidad de desaprender lo aprendido aunque a vista de los resultados pareciera indispensable. ¿Cuántas veces podríamos ver o cometer los mismos errores, repetir las mismas quejas y perder de un plumazo lo poco o mucho construido, sin intentar cambiar lo que hacemos? Nada más sintético que concluir la idea con la frase de Rita Mae Brown en su novela Sudden Death de 1983: locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando resultados diferentes.

Los conceptos elaborados a partir del catecismo inculcado y la capacidad imaginativa resultante tienen el mismo déficit. No es fácil imaginar dentro de un cerco que determina de antemano lo posible y lo imposible. Por ello, no es descabellado concluir que hacía allí fuera dirigida toda la educación. A todos alguna vez nos han dicho:  las cosas en la vida son como son, dejá de imaginar cosas raras y de andar buscando vueltas que las cosas no tienen: mejor dedicate a tener plata, novia y reconocimiento en el mundo tal cual es. Te va a ir mejor...

La velada amenaza sobrevive, por eso deconstruir las ideas y los conceptos aprendidos no resulta fácil, ni gratis. No es algo que empieza y termina exclusivamente en el terreno intelectual. Alguna entidad detrás del que vemos todas las mañanas en el espejo, necesariamente se ha construido encima de todo eso. Los gases emergentes al abrir ese compartimento estanco, podrían resultarnos hilarantes o asfixiantes.

Ayuda ganar humor, perder solemnidad y reverencia ante lo que construimos los humanos y las épocas. Tal vez a muchos lideres populares, los otros ya están sellados... tal vez les venga bien un poco de humor que ayude a perder reverencia ante la sacralidad conferida a las instituciones y leyes. Recordarse niños y como mi nieto con el tenedor, explorar otras posibilidades de uso y hasta quizás imaginar su reemplazo por mejores herramientas, aunque parezcan utópicas.

lunes, 28 de septiembre de 2020

Algunas falsedades en torno al Poder Judicial (opinión)

 

En el armado del Estado liberal hay una pieza clave para impedir que eventuales mayorías puedan presionar medidas y leyes que afecten al poder económico. Esa pieza clave es el Poder Judicial como tercer poder separado, idea que surge en el modelo estadounidense y no de los padres europeos de la República (1). 

Las tradiciones judiciales en Europa fueron distintas. En Inglaterra, Locke encomendó al Ejecutivo punir los delitos y asegurar el respeto de la ley  nombrando y valiéndose de un cuerpo de jueces. En Francia, Montesquieu en su obra “El Espíritu De Las Leyes” consideró que la judicial, no debe ser “función exclusiva de una clase o de una profesión”, que debía “ser ejercida por personas salidas de la masa popular”, recambiadas periódicamente y limitadas a la aplicación de la ley. Para preservar los límites de esa función, la aplicación de las leyes debía ser supervisada por un Tribunal de Casación dependiente del poder legislativo. Ya que las leyes han sido escritas por los legisladores, es a ellos donde deben acudir los jueces en caso de duda sobre la interpretación correcta.

Sin embargo en la actualidad —y debido a la influencia hegemónica de EEUU—en Europa también avanza la doctrina contramayoritaria. La relación del Poder Ejecutivo y Judicial, a través del Ministerio de Justicia, se atenúa en muchos países con la creación de Consejos de la Magistratura cuya función –declarada- es impulsar el llamado “autogobierno” del Poder Judicial.

El modelo judicial norteamericano cumple un rol contramayoritario: lejos de toda apoliticidad, tiene en el control constitucional la última palabra sobre las decisiones políticas de los demás poderes.

Ajustando lo teórico a los hechos, a poco de iniciado el siglo XX, la Corte Suprema argentina toma referencia en la jurisprudencia norteamericana. Aquella doctrina quedaba reflejada entre otros por el fallo "Lochner vs. New York" donde se declaraba inconstitucional una ley que limitaba a sesenta horas semanales la jornada de trabajo en las panaderías. La Corte sostuvo que el único objetivo del gobierno debía ser la protección de los derechos individuales, y por lo tanto, cualquier legislación que impusiera restricciones con la finalidad de redistribuir recursos estaba fuera de los límites de la autoridad estatal.

Este modelo de vigilancia judicial fue impulsado por Madison, Hamilton y Jay a través de la publicación El Federalista durante la fundación del Estado norteamericano. En sus escritos afirmaban sin eufemismos que se necesitaba el imperio de un Poder Judicial independiente de todo mandato democrático. De ese modo se podría conjurar el peligro para la concentración económica que pudieran ejercer eventuales leyes re-distributivas de la riqueza nacional.

La protección judicial no consiste en otra cosa que en evitar la intromisión de las democracias en los temas económicos. Así lo reconoce Friedrich Hayek, ideólogo e impulsor del neoliberalismo actual, cuando afirma que una democracia de gran solidez mayoritaria que por preservar el bien general decidiera intervenir la economía y planificarla: “destruiría, probablemente, la libertad personal más a fondo que lo haya hecho jamás ninguna autocracia”.

Sobre este Poder Judicial, donde la soberanía y el control democrático son casi inexistentes, se ha tejido una compleja ficción estructural apoyada en algunas acicaladas falsedades.

a) “El Poder Judicial debe ser independiente”, pero respecto de qué,  o de quien, poco y nada se aclara. ¿Acaso no debería depender de una estructura democrática donde se debate y elige? Sin esa característica lo independiente se convierte en sinónimo de privado, entendiendo como privado aquel formato que priva a todos de lo que se benefician –o en este caso deciden- unos pocos.

b) “El Poder Judicial no debe estar politizado”; pero no se indica cómo lograr semejante prodigio ya que cualquier actuación pública es política. Siempre es político lo que afecta, influye a otros. Cabe aquí recordar la irónica frase del ex Juez de la Corte Suprema Enrique Petracchi: “Se dice que los jueces no son políticos, pero, ¡cómo no van a ser políticos!, son políticos les guste o no. A lo sumo, les va a pasar lo que al cangrejo que es crustáceo, pero no lo sabe. Sus decisiones, especialmente en la Corte Suprema, son políticas, lo que sucede es que no son solamente políticas, son además jurídicas, se tienen que adecuar a la Constitución. Claro que la Constitución es un marco de posibilidades, cuya elección dependerá de la ideología del juez”(2).

c) “El Poder Judicial no debe estar contaminado con ideologías” dando por supuesto que tal cosa es posible. Como contraveneno para esta afirmación alcanza la declaración del constitucionalista Bidart Campos: “Todo régimen, toda constitución y toda política tienen su ideología, o si se quiere evitar el término, sus ideales operantes, su idea de derecho, su filosofía política o su techo ideológico. Creencias, principios, pautas fundamentales que significan una toma de posición valorativa, forman un sistema ideológico que vertebra, inspira y moviliza a toda constitución” (3).

 La ideología predominante en el Poder Judicial no es un fenómeno individual y espontáneo sino inculcado por extracción social y por formación universitaria. En Argentina, casi un siglo después de “El Federalista”, gobernaban los conservadores. El Poder Ejecutivo a cargo de Julio A. Roca inició el período donde floreció la llamada Generación del 80 formada en las Universidad de Córdoba y Buenos Aires. En esas universidades se predicaba el laissez fair y se enseñaba que la protección de la libertad individual era el objeto de los Estados y la libertad de comercio el propósito de toda política material.  

Sin compartir la total falsedad de los anteriores, el mandamiento de imparcialidad puede ser factible en determinadas situaciones civiles particulares, difícilmente en temas de orden público, más aun si se considera la permanente incidencia de lo comentado en los preceptos anteriores. Se repite hasta el cansancio el eslogan de que la justicia no puede ser justa sin neutralidad, objetividad e imparcialidad, como si para los humanos –por si acaso, los jueces lo son- eso resultara posible. Siempre se juzga desde una convicción o posición particular (4).

Para todas las teorías jurídicas (5) -se entiende, del jurismo editorializado- tanto la aplicación de las leyes como la pertenencia al órgano judicial supone estar despojado de toda subjetividad y parcialidad, es decir: de toda limitación de humanidad. En consecuencia, se construye y alienta la ficción donde supuestamente la Ley opera incontaminada de mezquindades, intereses o criterios particulares.

La Ley esconde su humanidad tras el fetiche de las normas o las investiduras. Invisibiliza la autoría humana en sus escritos y la humanidad de sus funcionarios (6).

En Argentina sus autoridades de aplicación no son electas por el voto popular; las fuentes a las que se recurre están limitadas a un círculo de especialistas y aunque la promulgación de las leyes se reserva a órganos electos, el visto bueno, el veto o la interpretación en última instancia es del Juez.

En cargos ejecutivos o legislativos cualquier ciudadano sabe por qué está tal gobernante, tal diputado o tal otro, sabe medianamente la orientación de su ideología, quiénes acuerdan con él, cuántos lo votaron, cuándo dejará el cargo. En el Poder Judicial no queda claro. Comienza el coro de las razones filosóficas y sociológicas, la invocación a la independencia, a la necesidad de estar elevado respecto de las disputas. Se multiplican las explicaciones especializadas y el lenguaje esotérico. Demasiadas justificaciones y demanda de trato diferencial. Algo que en política básica generaría fundadas sospechas de ocultamiento y manipulación, aquí curiosamente parece no hacerlo.

* * *

(1) Se adjudica a barón de Montesquieu la actual división tripartita de poderes y eso no es exacto. La división responde a interpretaciones posteriores. Montesquieu parte de la premisa de Locke de dividir el antiguo poder concentrado del Rey en dos poderes separados: ejecutivo y legislativo. En la propuesta, la aplicación de la Ley debía estar separada de estos poderes, pero daba a los jueces un poder reducido, en sus palabras: “seres inanimados que no pueden mitigar la fuerza ni el rigor de la Ley misma” y limitaba a “ser la boca que pronuncia las palabras de la Ley” (Oteiza, Eduardo “La Corte Suprema” Librería Editora Platense SRL, La Plata, Argentina, 1994 /pág.14

(2) Petracchi, Enrique (1988) Revista Lecciones y Ensayos, diciembre de 1988. Derecho | UBA, Sección Entrevistas. https://bit.ly/3bQZkHZ - Accedido septiembre 2020

(3) Bidart Campos, German J. “Manual de la Constitución Reformada”, T.1, Buenos Aires, Editorial Ediar, Tercera reimpresión.

(4) Al establecer  un caso se consideran los hechos relevantes, la normativa aplicable y se vinculan ambas en una síntesis o veredicto. Existe una subjetividad particular, un punto de vista (por ej. un Juez ordena prisión por robar queso en un supermercado, cuando otros no lo harían). La objetividad no existe. El operador jurídico es subjetivo e ideológico (Dr. Andrés Gallardo, Ingreso a la carrera de Derecho, Universidad Madres de Plaza de Mayo, 26 de febrero de 2008).

(5) Entre estas teorías, la Iuspositivista separa al Derecho de toda valoración moral  o finalidad inmanente. La Ley aplicable no se define por su contenido justo o injusto, sino por emanar de procedimientos formales establecidos a su vez, por otra Ley. El Iusnaturalismo, sustenta que la validez está dada por la cualidad moral o justicia intrínseca respecto de un Derecho natural trascendente y previo. La Ley del hombre nunca debe contradecir al Derecho natural y en caso de conflicto este último debe prevalecer. El comon-law o Derecho anglosajón se basa más en jurisprudencia que en leyes. Para este Derecho creado en los Tribunales, la ley es lo que el juez dice, lo que la investidura dice.

(6) Hay Fetichismo cuando la valoración o acción de las personas aparecen extrañas  a ellas y puestas en un objeto. Con ese sentido lo aplica Marx en “El Capital” al considerar a la mercancía regulando las relaciones humanas.

 

lunes, 3 de agosto de 2020

El bien, el mal y los jueces


 
Existe una base de creencias dominante que afirma: somos buenos, los niños son inocentes, no hay maldad intrínseca sino aprendida. Lo creía el hippie de Rousseau (1) cuando sostenía que el hombre era bueno por naturaleza, que lo hacían malo ciertos institutos sociales; y lo sostenían los fundadores del libre mercado, cuando afirmaban que el hombre al poder comerciar con absoluta libertad, naturalmente tendería hacia el bien (2).

El cristianismo asocia el bien con el paraíso y la obediencia a la voluntad de Dios. Al mal con la desobediencia con el ceder a las tentaciones del diablo -una suerte de fábrica del mal- un ente externo e impropio de la naturaleza humana. La visión vernácula a este ordenamiento, agrega estupidez al bien exagerado (el típico buenudo) y viveza al mal con moderación.

Con este sustrato de creencias buscamos –esperamos- jueces probos como si eso fuera lo lógico, lo natural.  Creemos y apostamos a ser inclaudicablemente buena gente aunque sepamos por experiencia que todos podemos ser buenos hdp.  Así y todo, entrecerramos nuestros ojos y apostamos a la primacía del bien, creemos que a la corta o a la larga el bien prevalecerá. Tenemos confianza, más bien diría tenemos fe. Una suerte de optimismo esperanzado en el retorno a la faz de la tierra del ser buen-perso-nismo que en un tiempo pretérito se dice que existió.

Es posible que esa espera nos haya costado y nos cueste aun, unos cuantos errores de decisión y dolores de pueblo. Perón proponía una negociación práctica sin ir de frente contra el preconcepto: " Los hombres son todos buenos, pero si se los vigila son mejores" (Perón: Conducción Politica, 4ta clase); propuesta que aplicada al Poder Judicial podría significar: un mayor control democrático y periodicidad acotada en los cargos de la Corte Suprema. Sin pretensión de canonizar ni de abonar una visión unipolar -nociva de aplicar a cualquier persona- creo que Perón muchas veces fue un hombre sabio.

Notas
(1)
The creation of a hippy Rousseau corresponds to the horizon of waiting of the Seventies. I also show what founds this rapprochement through the analysis of the San Francisco hippie newspaper, The Oracle, the Diggers and the phenomenon of community and nature.

2) El Dr. Arturo Enrique Sampay en su “Informe del Despacho de la Comisión Revisora de la Constitución (de 1853)” sostenía que el basamento último de la doctrina que fundamenta nuestra Constitución actual, es “la concepción evangélica del hombre, heredada del liberalismo de Descartes y Rousseau”. Como se parte de creer que el hombre es absoluta y naturalmente bueno “las restricciones internas –jurídicas por parte del Estado- a su libre arbitrio desvirtúan su ingénita bondad”. Concluye que “los errores de esta concepción política, tuvo efectos que produjeron una penosa realidad sociológica –la concentración de riqueza en pocas manos y su conversión en un instrumento de dominio y de explotación del hombre por el hombre-“


miércoles, 18 de diciembre de 2019

La democracia liberal



Después de la experiencia griega en el siglo V a.C. el concepto democracia desaparece de escena hasta mediados del siglo XIX. Claro que la democracia que retorna en la modernidad no es la misma que la de los antiguos. El régimen de los países en la actualidad, es en realidad una liberal-democracia, una democracia indirecta, intermediada por representantes.

Las técnicas de hoy mutaron desde el simple mandato a la representación libre. Para la construcción del Estado actual, ocurrida a fines del siglo XVIII, democracia es democracia liberal. El pueblo no gobierna sino a través de sus representantes y estos ya no obedecen instrucciones o mandatos. La voluntad del pueblo como titular del poder se limita a legitimar el ejercicio del mismo mediante su voto.

Desmovilizar a los ciudadanos, apartarlos de lo público y dar volumen a lo privado es la idea que prima en la democracia indirecta o representativa del Rio de la Plata, cuando buscó abolir los cabildos y las asambleas. Buscó evitar el debate político generalizado en la polis, corregir los efectos constitutivos del ser ciudadano para liberar energías hacia fines extra políticos: básicamente económicos privados.

La separación entre Estado y sociedad civil resulta fundamental para potenciar la esfera de la autonomía privada: “el derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad”; garantizar la supuesta “autodeterminación del individuo” asegurando “la libre disposición de su persona y de sus bienes”.

La democracia liberal o representativa libera energías a los ciudadanos, pero a la vez pone el control de la actividad económica en la falacia del libre mercado. Claro que la excusa de liberar energías y fuerzas creativas diversas, desconecta la economía respecto del bien común. Por eso, en la democracia liberal los asuntos relacionados con la supervivencia de todos difícilmente se ponen en debate. 

Fuentes consultadas: “Democracia”, Giovanni Sartori / “Realismo y Utopia Constitucional”, Eros Roberto Grau.


miércoles, 10 de julio de 2019

Los Sea Monkeys


La TV lo decía, las imágenes lo mostraban:  sólo hay que añadir agua y dejar que la diversión surja. Los sea monkeys te reconocen y saludan; son graciosos, acróbatas del agua  y  juguetones hasta el cansancio. El colorido y festivo envase aumentaba la ansiedad: era soñar despierto imaginar la fantástica relación que comenzaría en breve, ¡qué mejor juguete que la emoción de tener una propia familia de monitos acuáticos para el deleite privado!

Muchos advirtieron que se trataba de un engaño, pero así y todo más del 51% de la población del país compró la promesa con entusiasmo. El 64,78% lo hizo en la ciudad de Buenos Aires y en alguna provincia del país el porcentaje de compradores locales llegó al 71,51%. Sin embargo, la expectativa inicial mutó en desconcierto. Lo prometido no se materializaba, cada vez se alargaba más la espera. ¿Se estaría haciendo algo mal, sería algún defecto en el sobrecito usado?  ¿Por qué si no la televisión seguía insistiendo con ellos? Algunos vecinos, además, retransmitían testimonios verdaderamente esperanzadores que habían escuchado por ahí. Si, si, seguramente era uno quien estaba haciendo algo mal.

Lentamente la televisión dejó de publicitarlo y hubo programas donde algunos entendidos alertaban y recomendaban a los mayores no alimentar falsas expectativas. Los días siguieron y es probable que para evitar reconocer la innegable ingenuidad se dejó de hablar del tema. A nadie le gusta pasar por tonto. Los sea monkeys resultaron un buen negocio para quienes vendieron con colorido y seductores slogans una fantasía que solo resultó ser alimento para peces. Hoy por suerte, después de tantas fabulaciones y fraudes sufridos, nadie se deja llenar la cabeza por la TV (risas).

domingo, 27 de enero de 2019

Ya se le va a pasar


Ya se le va a pasar, piensa mi vecina que de tanto en tanto me provoca a ver si salto. No es la única. A muchos queridos y conocidos mi politización se les aparece como una suerte de gripe que me he contagiado -vaya quién a saber- por los lugares que anduve.

No se entienden las propias convicciones, la empatía en buen estado de salud. Se prefiere creer que son solo ideas extraviadas o tontas que lo único que consiguen es distraernos de nuestras cosas. Se prefiere creer que lo que piensa una persona "normal" no responde a ninguna ideología, que es la vida misma. Se prefiere sostener conductas que la sociedad bien pensante bendice y no preguntarse jamás quién diseña esa "normalidad" y con qué propósito.

Por otro lado... para las propias convicciones y la empatía, lamentablemente, no hay receta.

domingo, 16 de septiembre de 2018

La transformación simultánea de la sociedad y el hombre (opinión)


Previo a la época de los faraones Hermes Trismegisto formuló la Ley de Correspondencia: “como es arriba es abajo, como es abajo es arriba”. Este principio fue posteriormente ampliado con el “como es adentro es afuera” quizás para darle una mejor comprensión a los aludidos planos físico, mental y espiritual que el antiguo metafísico ubicaba en grados ascendentes y no en grados de profundidad como mejor lo entendemos los occidentales.

La ley es parte de un método deductivo que permite razonar –con diferentes grados de practicidad- lo que está pasando adentro en base a lo que pasa alrededor, o lo inverso. Quizás su colorario principal sea que nada de lo que pasa adentro o afuera de uno mismo está desconectado; que una transformación interna es real cuando se materializa en una conducta o bien, que una transformación de las relaciones sociales para ser efectiva exige una transformación personal equivalente.

Hoy la política se entiende básicamente como la herramienta de transformación del afuera: de las relaciones interpersonales, de las reglas en común, de las instituciones y aún del ambiente que todos necesitamos para poder ser. Es poco y nada común que se la asocie con un cambio también personal, se prefiere estudiarla desinteriorizando al mundo.

Hace poco en el gobierno de Argentina, apareció un estilo con mucho new age en su mensaje y en sus modos. Una pose epidérmico-espiritualista que solo logró disociar el entendimiento con la realidad. Similar a aquel viejo opio que resultara de las religiosidades que domesticaban con dolor, con prohibición, que buscaban afirmar nuestra pequeñez o enrostrar nuestra humanidad como un pecado o un yerro.

No todo siempre fue ni es así. Hubo y hay intenciones más profundas y complejas.  La lucha del Movimiento Humanista por la transformación simultánea de la sociedad y el hombre, intento vernáculo de sintetizar las mejores tradiciones místicas y políticas, se dinamizó con fuerza y en buena parte del mundo desde los años sesenta. El Movimiento Feminista trabaja inequívocamente en forma simultánea las esferas: social y personal, sin aceptar ni para sí ni para otros, usos parciales. Su lucha por la no discriminación de género en el acceso a los derechos y las relaciones interpersonales resulta también la búsqueda de superar el formateo macho-dominante que atraviesa a todos.

¿Cómo imaginar posible una nueva estructura de relaciones sociales donde persistan los mismos valores del mundo que se quiere superar? A esta altura de la historia, tiendo a creer que cualquier intento de transformación que no involucre el afuera y el adentro, demandará demasiados avances y retrocesos, vueltas en círculo, desvíos y probables fracasos. ¿Cómo podría existir una transformación en la socialización si las personas involucradas siguen -apenas con más arrugas y mal carácter- en el mismo punto existencial de su primer espejo?


* Dedicado a Mario Rodriguez (Silo) a ocho años de su fallecimiento.

lunes, 13 de agosto de 2018

La impotencia de las abstracciones


En la noche del 20 de Julio de 1969, un momento publicitado como el más significativo en la historia de la humanidad, se pudo ver a dos astronautas norteamericanos –con bandera norteamericana y todo- caminando en la luna. De visita en Buenos Aires con mamá y mi hermanito, pudimos verlo contagiados del entusiasmo que transmitía en blanco y negro aquella televisación en directo. Pese a ello, al costado de la escena y en las sombras de la cama donde hacía rato mi abuelo dormía, la abuela entre risitas socarronas reprochaba: ¡Nena, ustedes se creen todo lo que dicen en la televisión!,
  ¿no se dan cuenta de que están en un galpón?

Seguramente aquello que inicia en nosotros un relato fantástico, existe sólo cuando por prepotencia de estimulación se instala como verdad, logrando vencer las resistencias críticas, incluidas aquellas de mi abuela. Y más seguro es aún, que cuando ya se cree, cuando el relato queda adentro como verdad; todo lo que lo abone y tranquilice cualquier sobresalto de duda, se exhibe con el orgullo del amor propio.

¿Será algo parecido a eso, lo que pasa hoy en el adentro del votante que aún cree y persiste? ¿Será esa misma lógica que con cada nuevo testimonio, con cada nuevo chisme alimenta y reaviva la inoculada creencia? Si será tan así no lo sé; pero si estoy seguro que la imagen del hombre en la luna -aunque hoy quedara demostrado el fraude- sería difícil de desalojar del espacio que durante tanto tiempo viene ocupando.

Es notable como la fuerza de imágenes –repetidas y ciertamente respaldadas por la opinión de personalidades famosas y medios respetables- pueden lograr tan excelente convicción. Claro, no son conceptos: son imágenes: fotos y filmaciones, bolsos con plata, tesoros enterrados, bóvedas secretas; tangibles cuadernos gloria y no abstractas cuentas offshore; evasiones tributarias, fuga de divisas u otras complejas maniobras fraudulentas. ¿Cómo dudar de imágenes que hablan por sí mismas?, ¿cómo dudar de aquel irrepetible y lejano Julio de 1969 cuando dos hombres pisaron la luna? ¿Cómo dudar cuando la mentira es tan grande y tan convincentemente impuesta que en-reda y alimenta tantas posteriores construcciones imaginarias?


domingo, 22 de julio de 2018

Ideología y traición


“Fulanito no es ningún boludo”, sentenció una voz en la puerta del local partidario, “se acomodó de gerente en Café Martinez y ahí lo ves… un bacán”. Y uno que milita desde ese lugar por un mundo menos arribista y meritocrático, en donde vivir con dignidad no dependa del éxito personal; reflexiona sobre lo que escucha con cierta amargura y desazón.

Aclaro que no es mi experiencia ni se de nadie que sostenga en su vida un estado ideológico puro, sin altibajos. “Dios nos libre de los puros porque ellos no entienden el mundo” me repetiría mi amigo Pablo recordando el dicho del padre Farinello; pero el punto no es la ubicación que cada uno sufre para sobrevivir en este mundo capitalista, sino la escala de valores desde la que se pondera.

Buena parte de los argentinos estamos convencidos: no hay que ser boludo al punto de dejar pasar la oportunidad de ganarse un puesto, una ventaja o una cometa. La cuestión es que ese convencimiento y no los deseos solidarios e igualitarios que se pronuncian por presión de grupo, indican la ideología real que comanda al cuerpo. 

En consecuencia y aunque parezca tautológico: sin coherencia no hay coherencia. Sin una convicción real todo es maquillaje, compensación de alguna cosa en uno que aún no ha terminado de crecer y de ponerse al mando. En esas condiciones de formación política, esperar lealtad a los principios que se declaran sería como esperar que el perro maúlle o que el chancho cante como un canario.  Dificil haya traición a los propios principios, sólo hay traición a un compromiso con los demás precariamente sostenido desde afuera.

martes, 21 de noviembre de 2017

Los pies de barro del capitalismo (opinión)


El origen de la expresión "pies de barro" está en el Viejo Testamento y tiene como protagonista a Nabucodonosor (605 - 562 a. C.) rey de Babilonia. El monarca soñó que una gran estatua con cabeza de oro, pecho y brazos de plata, vientre y muslos de cobre, piernas de hierro y pies de barro quedaba desintegrada por una piedra que al rodar de la montaña había impactado contra sus pies. En la Profecía de Daniel, capítulo II, números 31 al 35, dice: “entonces se hicieron pedazos igualmente el hierro, el barro, el cobre, la plata y el oro, y quedaron reducidos a ser como el tamo de una era en el verano, que el viento esparce (capa dura y no comible del grano que queda esparcida en el terreno luego de cosechar). Así no quedó nada de ellos” (fuente: enciclopediadelapolitica.org).

Como describe Jorge Alemán en su libro “Horizontes Neoliberales en la Subjetividad”: “el capitalismo ha logrado para su extensión planetaria, intervenir, modular y producir una nueva subjetividad”, a la cual “sólo la emergencia siempre contingente, de un sujeto popular soberano, puede abrir un hueco”. No todo en nosotros es territorio tomado; la imagen que acompaña este escrito muestra algo de eso que señala Alemán y que por lo general pasa inadvertido o es interpretado desde la lógica costo-beneficio del dinero. Tal vez, como en el sueño de Nabucodonosor, el éxito futuro de una nueva política que pueda ir más allá de los límites del capitalismo, no esté en competir contra lo que es su fortaleza; sino en neutralizar las variables que sostienen la imposición de su cultura, acrecentando los espacios no “tomados”.

Hace mucho -pero no tanto- a fines de la modernidad, el tiempo que  campesinos y artesanos dedicaban a la supervivencia seguía un criterio muy distinto al que -con esfuerzo- el capitalismo industrial logró imponer. Durante el feudalismo un siervo producía lo necesario para su bienestar, sólo agregaba un poco más previendo alguna eventualidad y para el correspondiente diezmo. La falta de centralidad que tenía la producción en la vida personal explica mucho del porqué hasta la revolución industrial, las tasas de crecimiento eran muy bajas. “La productividad no era un fin en sí mismo, pues a pesar de que se podía producir más, se prefería producir lo suficiente, y dedicar el resto del tiempo al ocio” (fuente: aquesada.com)  

Los trabajadores opusieron una gran resistencia a reemplazar su forma de vida por la que les deparaba  ser empleados por los capitostes de la industria. El cambio les exigía perder gran parte de las libertades y transformar sustancialmente su estilo de vida. Los Bills for Inclosure of Commons (leyes sobre el cercado de terrenos comunales) había permitido a los "lords" británicos apropiarse y cercar los campos antes propiedad comunal explotada por el conjunto de campesinos locales. Sin embargo, hacinados en las ciudades -y pese a la miseria otorgada- ellos huían a la proletarización  abandonando la aparente fortuna de tener un salario asignado.

La alienación producida en ese momento histórico está suficientemente explicada por Marx, pero puede destacarse algo: la exaltación de la libertad económica de las clases adineradas –paradójicamente- significó la pérdida de la libertad para el resto de los habitantes. En Argentina, basta leer el Martín Fierro para encontrar ese cambio retratado con claridad en las diferencias entre la primera y la segunda parte del escrito. La "ley de vagos y mal entretenidos" prohibía no tener empleo. O tenías la “fortuna” de un conchabo en alguna Estancia, en las extracciones madereras, azucareras o algodoneras mayoritariamente inglesas; o de lo contrario te mandaban a la frontera a matar “indios”.

Probablemente, con ánimo de otorgar una justificación religiosa -aunque no sin desacierto- desde aquellas épocas se asimila el “te ganarás el pan con el sudor de tu frente” del Antiguo Testamento, con el posterior concepto burgués de “el trabajo dignifica”.  Si bien los significantes pueden tentar a ser asimilados, los significados de una y otra afirmación -relativos a las épocas en que fueron dichas- son distintos.  En el Antiguo Testamento, el trabajo aludido como causante del “sudor de tu frente” es aquel que sería desplazado muchos siglos después por el capitalismo industrial.  En tanto que el objetivo en la segunda afirmación, pareciera estar definiendo "el ser" por contar con un conchabo o empleo.

Se supedita la dignidad a un merecimiento. Se desplaza la dignidad intrínseca de cada hombre y mujer que definen los diccionarios y proclaman las Declaraciones de DDHH –especialmente los principios llamados de segunda generación- y los Tratados que ellos inspiran. Por cierto, afianzando un sentido común oportuno y útil para quienes requieren de mano de obra disponible, sea la de los gauchos corridos de los campos o la de los “cabecitas negras” provincianos en busca de mejor suerte en las grandes ciudades.

Otro concepto que podría generar más de un yerro en cualquier análisis es suponer que el capitalismo aún viene por nuestra fuerza de trabajo y no por nuestro tiempo.  Si no fuera así, no podrían explicarse el martilleo de la tv o la saturación de información sesgada desde las redes, destinada a convertir en competencia y rédito todo plus y/o tiempo disponible. Sin tiempo no hay posibilidad de reflexión , ni de profundizar la comprensión de la realidad común, ni de crear alternativas a la asimilación. A partir del Siglo XX al capitalismo no le alcanzó con explotar la fuerza de trabajo. Hoy el avance sobre el tiempo de cada uno implica todos los ámbitos;  no se limita como en un principio al terreno de la producción y eso es así con independencia del “estatus social” que provisoriamente se detenta. 

El filósofo, escritor y cineasta francés Guy Ernest Debord en “La sociedad del espectáculo” propone una justificación del porqué de este avance: el obrero o el jornalero cuentapropista encuentran cada día en el disfraz de consumidor, un status prestado que resulta una inversión compensatoria a la desvalorización que siente como engranaje.  El sociólogo estadounidense Richard Sennett en “La corrosión del carácter”, sostiene que hasta hace pocas décadas el capitalismo no había podido expropiar tiempo de quienes estaban en el escalón más bajo de la sociedad. Hoy ni siquiera “los pobres” pueden disponer gratuitamente de su tiempo, pues se les ha expropiado, incorporándolos a la carrera de las marcas y al consumo de estatus. “El tiempo no pertenece a los seres humanos concretos (y formalmente libres) sino al ciclo integrado de trabajo. Sólo los desertores escolares, los vagabundos, los fracasados, los ociosos desocupados pueden disponer libremente de su tiempo” (fuente: herramienta.com.ar) . Nuevamente aquí la indignidad de la falta de trabajo  –o la culpa resultante- parece ser el factor común que disciplina las pulsiones.

El industrial estadounidense Henry Ford a fines de la década del treinta , entendió muy bien que reducir una porción de los márgenes de ganancia inmediata, era en realidad una inversión a largo plazo que garantizaba la colocación de la futura producción masiva sin tropezar con el sobre estoqueo de la crisis del 30. Para eso eran necesarios más consumidores y por eso los trabajadores debían pasar a ser a la vez consumidores. Así propuso -no justamente por sensibilidad social- incorporar dos variables:  aumento de salarios y reducción de la jornada laboral para que los empleados pudieran disponer de tiempo para el consumo.

En 1931 el economista inglés John Maynard Keynes pronosticó  que en los siguientes cien años se multiplicaría la productividad y el ingreso de tal modo que se llegaría a satisfacer las necesidades básicas con sólo quince horas por semana de trabajo, con la consecuente liberación de tiempo libre para el ocio (fuente: La Nación). La diferencia sustancial de ambos planteos es el sentido dado al tiempo libre. Mientras que Ford busca apropiarse de cada hora a favor del rédito económico y para eso organizar el ocio en torno al consumo; Keynes ve en ese tiempo libre una forma de recuperar la libertad perdida por el tiempo absorbido en la subsistencia (fuente: historiaybiografias.com).

En Argentina, las vacaciones pagas logradas durante los años del peronismo, son parte del bienestar general que se democratizó estructurando una sociedad más móvil e igualitaria. Mediante el turismo social, argentinos de todas las clases sociales pudieron descubrir un país hasta entonces desconocido para ellos.  El encuentro con la naturaleza en la montaña o en las playas, era fundamentalmente un encuentro con otros argentinos y con la propia historia. Fuera de toda búsqueda de rédito económico, los precios reducidos de los espectáculos, de los viajes y del alojamiento en destinos como lo fue centralmente Mar del Plata, posibilitaron el acceso popular a lugares que hasta ese momento habían estado reservados a unos pocos privilegiados (fuente: nuevomundo.revues.org)

No hay posibilidad de capitalismos buenos como no la hay de machismos buenos. No se pueden retener las recompensas del capitalismo sin trajinar su violencia, pero seguro –así lo muestra la historia- se pueden tener otros goces y mejores. Obviamente, estamos en el planeta tierra, año 2017, el capitalismo desarrolla su hegemonía sin rivales a la vista; pero aún para lograr el primer milímetro de los pasos necesarios, es indispensable saber adónde ir. Si no fuera así, los intentos podrían quedar atrapados en un laberinto de espejos o los relativos avances -después de mucho esfuerzo- podrían volver a punto cero.

Es indigno tener que dedicar el 99% del tiempo de vida a ocuparse material y mentalmente por la supervivencia. Durante los años de gobierno kirchnerista -y pese a que rehabilitar el mercado interno llevó (tal vez) demasiado tiempo de incentivar el consumo- se avanzó un largo trecho hacia el tiempo libre si bien no alcanzara para re-descubrirlo colectivamente. 

jueves, 9 de noviembre de 2017

Ponzi, Madoff y Lebacs: catástrofe en espiral ascendente (opinión)




El “escaneo” del afuera de Militancio Bonastre detectó la importancia del fraude de Bernie Madoff y me recomendó ver la miniserie interpretada por Richard Dreyfuss. No encontré esa versión subtitulada en español pero en su reemplazo encontré el film “The Wizard of Lies”, la misma historia pero interpretada por Robert De Niro y Michelle Pfeiffer. Excelente película y de paso una manera recomendable -por entretenida- de entender la lógica de los Ponzi, los Lebacs y por qué no, de los Bancos y también algo de las motivaciones de la especulación financiera.

Bernard Madoff fue corredor de Bolsa y Presidente de NASDAQ, la segunda bolsa de valores electrónica de los Estados Unidos. Poseedor de gran prestigio en los círculos económicos y de un carisma de persona confiable, decidió desarrollar como emprendimiento particular un “Esquema  Ponzi” o “Ponzi Scheme” a gran escala para engañar esta vez -no como Ponzi, sólo a otros inmigrantes como era él y a especuladores particulares- sino también a entidades bancarias y fondos de inversión por un monto mayor a los 52.000 millones de dólares.

Relacionar a Madoff, Ponzi y Lebacs no es una ocurrencia caprichosa u original.  Ya inquieto por el creciente apetito especulativo por las letras del Banco Central en la Argentina de la gestión macrista, el portal “El Economista” -edición del 11 de setiembre de 2017- se preguntaba: ¿Está el Banco Central atrapado en un esquema Ponzi?

El negocio descubierto por Carlo Ponzi (fuente: biography.com) tenía un mecanismo de fácil comprensión: enviaba dinero a colaboradores en otros países para comprar cupones de respuesta postal que al ser recibidos en EEUU canjeaba por sellos locales de vía aérea con una ganancia de hasta el 400%.  A Ponzi no le conformó hacer el canje a su propia y limitada escala; dispuesto a encontrar inversores para obtener ganancias mayores, prometió intereses diez veces superiores a los habituales y hasta del 100 por ciento si las inversiones eran por 90 días.

Ante el meteórico éxito de su convocatoria (un millón de dólares invertidos en el primer día y el crecimiento piramidal que le siguó) Ponzi, seguramente desbordado por la situación -y tal cual lo hizo a principios de siglo XXI Bernie Madoff- dejó de lado el negocio genuino y mientras se daba una vida de lujo, terminó pagando las ganancias a cada inversor con parte de la propia inversión o con dinero de otros inversores; nunca con ganancias reales porque no las hubo.

El éxito de Ponzi lo convirtió rápidamente –para políticos y periodistas- en un empresario ejemplar. Con ese aval y con intereses que se pagaban puntualmente, cada vez más personas invertían sus ahorros y hasta sus hipotecas en el negocio. Un informe publicado en Agosto de 1920 por el analista financiero Clarence Barron del Boston Post desató una irreversible crisis de confianza. La investigación reveló que Carlo Ponzi no reinvertía sus beneficios y que en lugar de los 160 millones de cupones que precisaba para cubrir las obligaciones contraídas tan solo tenía 27 mil. El desenmascaramiento público produjo una desesperada corrida de los  inversionistas tratando de recuperar su dinero y le atrajo ochenta y seis cargos de fraude postal que le costaron catorce años en prisión.

Una debacle similar ocurrió con Madoff quien presionado por los “agujeros” que le dejaban parte de sus grandes inversores al cambiar su lugar de apuesta, algo que sucedía cada vez con mayor asiduidad, decidió revelar que de su maravilloso negocio en realidad no había nada, solo humo. Claro que esta vez, era otro el volumen y otra la característica de los damnificados. Lo condenaron a ciento cincuenta años de cárcel y más datos no doy para no quitar ganas de ver la película. Sólo una cosa: no sería raro que algunos de los numerosos Bancos que invertían en Madoff, como por el ejemplo (fuente: elconfidencial.com) el HSBC, el Banco galo BNP Paribas, los bancos privados suizos Reichmuth, Bernbassat, Union Bancaire Privee y muchos otros más; hayan aprovechado el “incendio” para contabilizar como quemados en él, montos mayores a los reales. Una manera oportuna de quitarse los propios apuros.

Madoff no repite del mismo modo a Ponzi, da un giro en espiral al fraude original incorporando mucho mayor volumen y gran parte de las más encumbradas entidades financieras; pero en ambos casos quienes pierden parecen ser los inversores. En el esquema de los Lebacs hay una nueva vuelta en espiral. Esta vez no pierden los inversores porque el “embaucador” es el Estado y como se sabe, el Estado responde con la riqueza y el aporte de todos.

Si bien los Lebacs se crean no sólo para complacer a los capitales especulativos sino con la supuesta finalidad de sustraer liquidez del mercado y restar presión sobre el precio del dólar, lo que ocurre es lo inverso: el dinero retirado de circulación se multiplica nominalmente en la caja del BCRA. Los Lebacs al vencer incorporan o pagan el interés prometido, sumando un monto superior al originalmente recibido. La diferencia –como son obligaciones del Estado- podría cubrirse emitiendo dinero; pero -dadas las metas de inflación del propio BCRA y la ausencia de dólares genuinos por déficit en la balanza comercial- no permite otra alternativa que absorber nuevamente esos pesos que habría que pagar, tentándolos con una tasa de interés superior, al mismo tiempo que se seduce a nuevos inversores. Un típico esquema Ponzi piramidal, en esta versión: garantizada por el Estado y cada vez más deudora a fondos especuladores internacionales.

El stock de Lebacs respecto de la base monetaria pasó de algo más de 40% a 115% en la actualidad. Además, la tenencia no bancaria (ej. Fondos Comunes de Inversión, compañías de seguro, personas físicas muchos de ellos extranjeros) pasó del 10% del total a fines de 2015 al 50% en la actualidad (…) “Está claro que el juego Ponzi avanza a toda máquina” (fuente: eleconomistaamerica.com.ar)

Al igual que con Ponzi y con Madoff,  la característica del esquema Lebacs es pagar un interés elevado. ¿Cómo podrían cumplirse las metas máximas de inflación de 17% este año y de 12% en 2018 si hay un equivalente al 50% del circulante total en el país en Lebacs cuyos intereses anuales equivalen actualmente a 15.000 millones de dólares o en otros términos: al 32% de la base monetaria?  El Economista cierra su nota afirmando: “La credibilidad del esquema permite por el momento administrar relativamente bien la política monetaria. El verdadero desafío será desarmarlo dentro de un marco de estabilidad de precios y cambiaria”. Pero, ¿es eso posible?, ¿acaso no era una situación similar la de los Tesobonos y los CETES (bonos de deuda a corto plazo mexicanos, destinados a desalentar la compra de divisa estadounidense para prevenir la devaluación monetaria) que estuvieron en el epicentro del famoso Efecto Tequila?

Actualmente los analistas recomiendan alargar plazos por mercado secundario. Para eso, ponen a sus gurúes de la TV y de las publicaciones especializadas, a alentar esa alternativa. Marcelo Elbaum, gerente de Negocios Institucionales de Allaria Ledesma, persuade desde el cronista.com  “los tramos más cortos vienen bajando de rendimiento respecto del mercado secundario (…) Esto se explica porque el Banco Central busca bajar el promedio de tasas que paga (el déficit cuasifical) renovando en la licitación primaria a tasas menores, y luego aumentando las tasas para absorber esa liquidez por mercado secundario". Efectivamente el mercado secundario en ese momento  pagaba un 27,30% de interés, contra el 25,90% de las licitaciones primarias. Hoy ya está en el 30% y claro, por el momento es una buena treta para atraer a los especuladores y poder convertir los vencimientos mensuales en plazos más largos y eventualmente más manejables; pero, ¿esto arregla el problema? No, solamente compra tiempo.

Mientras se avecina la tormenta, los sacerdotes y acólitos del capital siguen trepando hacia lo más alto con su fórmula para ser todopoderosos. En el juego capitalista y más aún en la ultravelocidad de la especulación financiera, todos quieren ser únicos. No se trata solo de hacer plata y vivir bien; si fuera así, a nadie molestaría que el bienestar fuera para todos.